La alimentación juega un papel clave en nuestra salud y bienestar. Seguir una dieta equilibrada no solo nos ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, sino que también mejora nuestra calidad de vida. Las Guías Alimentarias para los Estadounidenses 2020-2025 ofrecen recomendaciones basadas en evidencia científica para ayudarnos a tomar mejores decisiones sobre nuestra alimentación. A continuación, te presentamos las claves para una dieta saludable y qué alimentos deberíamos priorizar en nuestra dieta diaria.
Principales recomendaciones de las Guías Alimentarias
Seguir un patrón dietético saludable en cada etapa de la vida: Desde la infancia hasta la vejez, una alimentación equilibrada es esencial para el crecimiento, el desarrollo y el mantenimiento de la salud.
Personalizar la alimentación según necesidades individuales: Es importante adaptar la dieta a nuestras preferencias personales, tradiciones culturales y presupuesto sin comprometer la calidad nutricional.
Priorizar alimentos densos en nutrientes: La clave está en consumir más frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y lácteos bajos en grasa.
Limitar ciertos componentes de la dieta: Se recomienda reducir el consumo de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y bebidas alcohólicas.
Incorporar actividad física regularmente: Se recomienda al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana para adultos y al menos 60 minutos diarios para niños y adolescentes.
Consideraciones según la edad
Infancia y niñez temprana (0-5 años): Se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y la introducción progresiva de alimentos sólidos ricos en nutrientes.
Niñez y adolescencia (6-18 años): Es fundamental una dieta equilibrada para el crecimiento y el desarrollo, priorizando frutas, verduras y proteínas magras.
Adultos (19-59 años): Se recomienda mantener un peso saludable, reducir el consumo de ultraprocesados y enfocarse en la calidad nutricional de los alimentos.
Adultos mayores (60 años en adelante): Se debe priorizar la ingesta de proteínas, calcio y vitamina D para preservar la masa muscular y la salud ósea.
¿Qué alimentos debemos priorizar?
Las Guías Alimentarias resaltan la importancia de elegir alimentos ricos en nutrientes, incluyendo:
Frutas y verduras: Deben representar la mitad de nuestro plato en cada comida, ya que aportan vitaminas, minerales y fibra esenciales.
Granos integrales: Se recomienda que al menos la mitad de los cereales que consumimos sean integrales, como la avena, el arroz integral y el pan de trigo integral.
Proteínas magras: Pescado, pollo, legumbres, frutos secos y productos de soja son excelentes opciones, mientras que se debe moderar el consumo de carnes rojas y procesadas.
Lácteos bajos en grasa: Yogur, leche y quesos reducidos en grasa son preferibles para mantener un equilibrio nutricional sin un exceso de grasas saturadas.
Aceites saludables: Se recomienda optar por grasas saludables provenientes de aceites vegetales (como el de oliva o canola) y evitar las grasas trans y saturadas en exceso.
Alimentos que se consideran saludables actualmente y no saludables
Los frutos secos y las semillas, los aceites de oliva, los pescados con alto contenido graso, como el salmón, y los huevos se considerarían saludables debido a su perfil nutricional, pero no lo eran según la definición anterior.
Agua. Si bien el agua no forma parte de ningún grupo de alimentos, las pautas alimentarias la consideran una bebida óptima.
Pan blanco fortificado, yogur altamente endulzado, cereal altamente endulzado.
Alimentos y bebidas a reducir
Para mejorar nuestra salud, es recomendable limitar:
Azúcares añadidos: No deben representar más del 10% de las calorías diarias. Se debe evitar el exceso de refrescos, postres azucarados y productos ultraprocesados.
Grasas saturadas: Reducir el consumo de mantequilla, carnes grasas y productos fritos ayuda a mantener un sistema cardiovascular saludable.
Sodio: Se recomienda no exceder los 2,300 mg diarios, evitando alimentos procesados con alto contenido de sal como embutidos y snacks salados.
Alcohol: Para quienes opten por consumirlo, la recomendación es moderación: una bebida al día para mujeres y hasta dos para hombres.
Una de las novedades más importantes es la actualización del etiquetado nutricional en los productos envasados. Estas modificaciones buscan facilitar la toma de decisiones informadas para los consumidores. Algunos de los cambios clave incluyen:
Mayor visibilidad de las calorías y el tamaño de la porción.
Incorporación de los azúcares añadidos en la etiqueta para distinguirlos de los azúcares naturales.
Actualización de los valores diarios de referencia para reflejar mejor las necesidades nutricionales actuales.
Tamaños de porción más realistas en función de los hábitos de consumo actuales.
Conclusión
Adoptar una alimentación saludable siguiendo las recomendaciones de las Guías Alimentarias para los Estadounidenses 2020-2025 es una estrategia clave para mejorar nuestra calidad de vida y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Al priorizar alimentos nutritivos y reducir aquellos que pueden afectar nuestra salud, podemos lograr un equilibrio dietético que beneficie tanto nuestro bienestar presente como nuestro futuro. Asimismo, estar atentos a la nueva información en las etiquetas nutricionales nos permitirá tomar decisiones más informadas sobre lo que comemos.
Además, incorporar actividad física regularmente es un pilar fundamental para mantenernos sanos en todas las etapas de la vida. Se recomienda combinar ejercicios aeróbicos con entrenamiento de fuerza para fortalecer músculos y huesos.
¡Comienza hoy mismo a hacer cambios positivos en tu alimentación y estilo de vida para disfrutar de una vida más saludable!
Para más detalles y recursos adicionales, puede consultar el sitio oficial de las Guías Alimentarias para los Estadounidenses. (dietaryguidelines.gov)
Tras contar en repetidas ocasiones los beneficios de caminar, nos enfrentamos a la cuestión definitiva: ¿resulta más beneficioso que el correr? Malu Barnuevo
Está rodeado, la fiebre del running le persigue en la oficina y cuando sale de ella. Su vida está llena de nuevos runners que le hablan de los millones de beneficios de practicar este deporte, de cómo les ha cambiado la existencia y de cómo son mejores personas por calzarse las zapatillas y salir a trotar por calles, parques y jardines de su ciudad. El caso es que usted alguna vez lo ha intentado pero, sinceramente, le aburre: lo suyo no es llegar del trabajo a casa y vestirse en tonos flúor, menos aún meterse en un gimnasio a sudar sobre una cinta. Aunque tanto running, tanto running… estaba a punto de sucumbir a la moda cuando se entera de que ahora lo que se lleva es caminar. Tal cual, caminar. Lo llaman power walking, brisk walking o, simplemente, walking; le ponen bastones o se los quitan; le calzan zapatos o se los quitan; le dicen que Taylor Swift sale a andar con sus amigas o que Elle McPherson mantiene su figura caminando. Menudo dilema… ¿Qué resultará mejor, correr o caminar?
La actividad, nuestro mejor aliado
Hoy en día hasta su caja de cereales sabe que la base de una vida sana es una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico. Un estudio publicado por el doctor Chi Pang Wen en Lancet alertaba de que la inactividad puede incrementar en un 25% el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca, un 45% la mortalidad por enfermedad cardiovascular, así como un 10% la incidencia de cáncer, diabetes e incluso depresión. O que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el sedentarismo responsable del 6% de las muertes registradas en todo el planeta(2), lo que lo convierte en el cuarto factor de riesgo de mortalidad mundial. Queda claro que hay que moverse, pero ¿cuánto? ¿a qué velocidad? La OMS recomienda como mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada. Caminar a paso ligero (digamos de forma enérgica) lo es, y esos 150 minutos a la semana son 20 minutos al día recomendados, bastante menos tiempo del que le dedicamos a las redes sociales diariamente en España (1,9 horas al día, según mantiene el informe Digital, Social and Mobile 2015 de la agencia We Are Social).
Moderación, por favor
¿Correr o caminar? Esa es la cuestión. Desde que se desató la fiebre del running hace algunos años han sido muchos los expertos que se han dedicado a examinar los efectos de este deporte sobre el cuerpo humano. Un reciente estudio publicado en Journal of the American College of Cardiologymuestra que aquellas personas que corren a velocidad reducida (lo que equivaldría a caminar rápido) o moderada reducen su riesgo de mortalidad hasta en un 30%, mientras que el riesgo de fallecer de quienes practican la carrera a mayor velocidad y de forma más vigorosa no se diferencia mucho de la de los sujetos sedentarios.
Es decir, caminar a paso ligero o correr de forma moderada resulta positivo, mientras que correr mucho, a ritmo fuerte y durante largos periodos de tiempo, no. En 2013, Hans Savelberg y sus compañeros de la Universidad de Maastrich publicaban un artículo en PLoS ONE(5) en el que demostraban que practicar actividades físicas moderadas (como caminar o pasear) durante más tiempo al día conlleva mayores beneficios para la salud que la actividad física más intensa, pero de menor duración.
Según Toni Duart, entrenador personal y creador de nordicwalkingseries.com, pionero en introducir la técnica de la marcha nórdica (andar con bastones) en España, “caminar resulta adecuado para todo el mundo; de hecho, es la actividad física innata al ser humano. No hay limitaciones de edad, las únicas que puede haber son patologías articulares o estructurales, y en ese caso la persona está limitada, pero no impedida; puede que necesite ayudarse de unos bastones porque le hagan falta más puntos de apoyo (por ejemplo, alguien que esté operado de cadera), pero puede caminar”.
Duart asegura que andar es la primera actividad recomendada por los médicos “para personas recién operadas de infarto y para diabéticos, ya que ayuda a regular los niveles de glucosa”. De hecho, en un estudio de la American Heart Association publicado en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology, Paul T. Williams y Paul D. Thompson(6)compararon los efectos de correr y caminar sobre la hipercolesterolemia, la hipertensión y la diabetes mellitus. Tras seis años y medio de seguimiento, concluyeron que, a igual gasto energético, correr reducía el riesgo de hipertensión en un 4,2%, mientras que caminar lo reducía un 7,2%; en el caso de la diabetes, correr reducía su riesgo en un 12,1% frente a un 1,3% de caminar, y el riesgo de hipercolesterolemia se reducía un 4,3% en los sujetos corredores y un 7% en aquellos que caminaban.
Perfecto para novatos
“Caminar es la base y puede ser también la puerta de entrada a otros deportes. Las personas que nunca han hecho deporte y las que están obesas deben empezar caminando”, explica el entrenador. El doctor Wen, en su artículo en Lancet, afirma que para las personas que se inician, correr puede resultar doloroso, costoso y difícil de mantener en el tiempo. Para ellas, caminar es mucho más fácil de practicar y es tan seguro que su actividad se puede mantener durante meses o años. Por no hablar del alto riesgo de lesiones al que están expuestos los corredores. Según un estudio publicado en British Journal of Sports Medicine, uno de cada cuatro sujetos (un 25,9%) sufrió lesiones a lo largo de un entrenamiento de ocho semanas para preparar una carrera de unos seis kilómetros y medio. Al correr, nuestros músculos, tendones y articulaciones sufren un mayor impacto que al caminar. Como explica Duart, “la probabilidad de sufrir lesiones caminando es mucho menor que corriendo. Habitualmente, las lesiones o molestias suelen tener que ver con un calzado poco adecuado, una mala técnica (malas posturas al caminar) o, quizá, con algún problema muscular derivado de la poca preparación física de la persona, que comienza haciendo cinco kilómetros cuando, a lo mejor, debería empezar con tres”.
¿Cuestión de calorías?
Cuando se trata de optimizar tiempo, Wen y su equipo lo tienen claro: correr gana. Una carrera de cinco minutos proporciona los mismos beneficios que una caminata de 15; mientras que para igualar los beneficios de una carrera de 25 minutos, habría que caminar una hora y tres cuartos. Por eso, lo recomiendan para personas más jóvenes, con poco tiempo y que necesiten realizar una actividad física más vigorosa. Sin embargo, como recuerda Toni Duart, “la gente debe tener claro que, en cuanto a consumo calórico, se pueden quemar más calorías andando, solo hay que invertir más tiempo”.
¿Aún le quedan dudas? Caminar tiene dos ventajas añadidas. La primera, en palabras de Duart, es que “nos permite tener una comunicación con la persona que tenemos al lado. Esto también sirve de referencia natural en el ámbito deportivo, sin necesidad de consultar un pulsómetro: si no puedo articular palabra, es que estoy por encima de mis posibilidades”. La segunda ventaja tiene que ver con lo que el entrenador llama la experiencia del descubrimiento: “Andando percibes detalles del entorno y sentir el momento de un modo que corriendo no puedes vivir, porque tu cabeza está en el entrenamiento, las pulsaciones, el ritmo… Caminar te permite descubrir y sentir”. Independientemente de la modalidad que elijamos, correr o caminar, cualquier actividad física resulta mucho más positiva que quedarse en el sofá. Lo importante es que el deporte que elijamos se adapte a nosotros y, sobre todo, –fundamental–, que nos divierta.
El informe proporciona un resumen detallado de la prevención de enfermedades y los beneficios de promoción de la salud de una población físicamente más activa que está firmemente establecido por las últimas evidencias científicas. Esto se basa en una amplía y significativa bibliografía científica resumida en el primer Informe del Comité Asesor de Pautas de Actividad Física – 2008.
El Comité juzgó que el Informe científico de 2008 era un excelente documento y lo usó como base para el informe actual. Está claro sin embargo, que la expansión del conocimiento sobre las relaciones entre la actividad física y la salud durante los últimos 10 años han proporcionado mayores evidencias de los beneficios para la salud, mostró una mayor flexibilidad sobre cómo lograr esos beneficios y demostró que una mayor actividad física en la población puede ser facilitada en una amplia variedad de maneras.
Los 17 miembros del Comité Asesor de las Pautas de Actividad Física de 2018 fueron nombrados en junio 2016 y entraron en servicio en julio de 2016. Se encomendó al Comité que examinara la literatura, especialmente artículos publicados en los últimos 10 años desde la publicación del Informe científico 2008, y que sirvieran para confirmar, expandir o modificar las recomendaciones en ese informe. El comité condujo búsquedas minuciosa de la literatura científica, evaluando y discutiendo detalladamente la calidad de las evidencias y desarrollando conclusiones basadas en la pruebas en su conjunto. La cantidad y calidad del informe refleja este proceso cuidadoso y diligente.
Descubrimientos importantes
Las personas físicamente activas duermen mejor, se sienten mejor y funcionan mejor. El Informe Científico 2018 demuestra que, además de los beneficios de prevención de enfermedades, la actividad física regular proporciona una variedad de beneficios que ayudan a las personas a dormir mejor, a sentirse mejor y a realizar las tareas diarias con más facilidad.
Una fuerte evidencia demuestra que la actividad física moderada a vigorosa mejora la calidad de dormir. Lo hace reduciendo el tiempo que tarda en irse a dormir y reduciendo el tiempo de despertar después de irse a dormir y antes de levantarse por la mañana. También puede aumentar el tiempo del sueño profundo y reducir la somnolencia diurna.
Los episodios únicos de actividad física promueven mejoras agudas en la función ejecutiva para un período de tiempo. La función ejecutiva incluye los procesos del cerebro que ayudan a organizar diariamente actividades y plan de futuro. Tareas como la capacidad para planificar y organizar, el autocontrol e inhibir o facilitar los comportamientos, iniciar tareas y controlar las emociones, todos son parte de la función ejecutiva.
La actividad física también mejora otros componentes cognitivos, incluida la memoria, velocidad de procesamiento, atención y rendimiento académico.
La actividad física regular no solo reduce el riesgo de depresión clínica sino que también reduce los síntomas de depresión entre personas con y sin depresión clínica. La actividad física puede reducir la gravedad de esos síntomas, ya sea que uno tenga pocos o muchos.
La actividad física regular reduce los síntomas de ansiedad, incluyendo tanto los niveles crónicos de ansiedad como así como los momentos agudos de ansiedad que muchas personas sienten ocasionalmente.
Pruebas sólidas también demuestran que la percepción de la calidad de vida mejora con la actividad física regular.
La actividad mejora la función física entre individuos de todas las edades, lo que les permite conducir sus vidas diarias con energía y sin cansancio excesivo. Esto es cierto para los adultos mayores, para quienes mejorar la función física no solo reduce el riesgo de caídas y lesiones relacionadas con caídas, sino también contribuye a su capacidad para mantener la independencia. También es cierto para jóvenes y adultos de mediana edad, ya que la función física mejorada se manifiesta en la capacidad de lograr más fácilmente la tareas de la vida cotidiana, como subir escaleras o cargar comestibles.
Algunos beneficios suceden inmediatamente. Un solo evento de actividad física moderada a vigorosa reducirá la presión arterial, mejora la sensibilidad a la insulina, mejora el sueño, reduce los síntomas de ansiedad y mejora la cognición en el día en que se realiza. La mayoría de estas mejoras se hacen aún más evidentes con el realización regular de la actividad física moderada a vigorosa. Otros beneficios, como el riesgo de enfermedad. reducción y función física, se acumulan dentro de días o semanas después de adoptar una nueva rutina actividad física.
La actividad física reduce el riesgo de un gran número de enfermedades y condiciones patológicas. Los últimos 10 años se ha ampliado, en gran medida, la lista de enfermedades y afecciones para las cuales, una mayor actividad física reduce el riesgo de padecerlas o agravarse. Algunos de los principales resultados incluyen:
Una fuerte evidencia demuestra que mayores volúmenes de actividad física moderada a vigorosa se asocian a prevenir o minimizar el aumento excesivo de peso en adultos, mantiene el peso dentro de un rango saludable previniendo la obesidad. Esto es importante porque perder peso es difícil y costoso.
Una fuerte evidencia demuestra que mayores cantidades de actividad física están asociadas con un menor riesgo de aumento excesivo del peso corporal y adiposidad en niños de 3 a 17 años.
Una evidencia sólida también demuestra que las mujeres más activas físicamente tienen menos probabilidades de ganar peso excesivo durante el embarazo. También son menos propensas a desarrollar diabetes gestacional o depresión pos-parto que sus compañeras menos activas. La salud materna e infantil ha sido, apropiadamente, una prioridad en los Estados Unidos por generaciones. Estos hallazgos indican que la actividad física es una herramienta importante en el mantenimiento de la salud materna y afecta un período de tiempo clave en el que, establecer comportamientos saludables para toda la vida, puede ser beneficioso para las mujeres y sus hijos por igual.
Una fuerte evidencia demuestra que mayores volúmenes de actividad física reducen el riesgo de Demencia y mejora otros aspectos de la función cognitiva. Dada la alta y creciente prevalencia de esta patología en la población mayor y el gasto y angustia que ocasiona el cuidado de las personas con demencia, la importancia de prevenir esta enfermedad es alta.
Por primera vez, el informe científico de 2018 demuestra que la actividad física regular proporciona beneficios en la salud en niños de 3 a 5 años. El Comité de 2008 no pudo llegar a una conclusión sobre esta joven edad debido a información insuficiente. Un incremento sustancial de las evidencias desde entonces ha permitido al Comité de 2018 concluir que, además de la reducción del riesgo de ganancias excesivas en el peso corporal y la adiposidad, la actividad física regular mejora la salud ósea en este joven grupo etario. Estos hallazgos llaman la atención sobre la importancia de establecer conductas saludables de actividad física desde una temprana edad.
En los adultos mayores, sólidas pruebas demuestran que reducen el riesgo de caídas y las lesiones relacionadas con las caídas.
El Comité de 2008 concluyó que la actividad física regular moderada a vigorosa redujo la riesgo de cáncer de mama y colon. El Comité 2018 amplió esa lista para incluir un menor riesgo de cánceres de vejiga, endometrio, esófago, riñón, pulmón y estómago.
Gran parte de la población general ya tiene enfermedad o afección crónica. El comité 2018 ha concluido que, para muchas de estas personas, la actividad física regular puede reducir el riesgo a desarrollar una nueva condición crónica o agravamiento de la condición ya existente mejorando su calidad de vida y función física. Las patologías examinadas por el Comité incluyeron algunas de las más prevalentes, como artrosis, hipertensión arterial y diabetes tipo 2.
Estrategias para lograr mejoras en la actividad física
Los beneficios de la actividad física se pueden lograrse de varias maneras. El rango objetivo de salud pública sugerido en el informe científico de 2008 fue de 500 a 1.000 MET-minuto de ejercicio físico moderado a vigoroso (o 150 a 300 minutos por semana de actividad física de intensidad moderada). El Comité 2018 coincide con este rango objetivo. Desafortunadamente, la mitad de la población adulta de los Estados Unidos no alcanza actualmente este nivel de actividad. El treinta por ciento de la población reporta no hacer actividad física moderada a vigorosa. Por lo tanto, para un gran segmento poblacional, las mejoras importantes en salud son posible a partir de modestos aumentos en la actividad física regular.
El Comité de 2008 informó que las personas inactivas pueden lograr sustanciales ganancias en la salud al aumentar su nivel de actividad, incluso si no alcanzan el rango objetivo. Desde 2008, más información sustancial en la bibliografía científica documenta la importancia de reducir la inactividad, aunque no se alcanzara el rango objetivo de 150 a 300 minutos por semana. A continuación se incluye una breve reseña de los principales hallazgos.
En individuos que realizan poca o ninguna actividad física moderada a vigorosa, reemplazando el comportamiento sedentario con actividad física de baja intensidad reduce el riesgo de todas las causas de mortalidad, incidencia y mortalidad por enfermedad cardiovascular e incidencia de diabetes tipo 2. Antes de este informe, la evidencia no había establecido claramente, que la actividad física ligera podía proporcionar beneficios para la salud.
En individuos cuya cantidad de actividad física moderada a vigorosa está por debajo del actual rango objetivo de salud pública de 150 a 300 minutos, pequeños aumentos en la actividad física de moderada proporcionan beneficios para la salud. No hay umbral que debe superarse antes de que comiencen los beneficios.
Para las personas cuya actividad física está por debajo del rango objetivo de salud pública actual, mayores beneficios pueden ser logrados reduciendo el comportamiento sedentario, aumentando la actividad física moderada o la combinación de ambos.
Para cualquier aumento dado en la actividad física moderada a vigorosa, la ganancia relativa en beneficios es mayor para las personas que están por debajo del rango objetivo de salud pública actual que para las personas que ya están dentro del rango objetivo de la actividad física. Para individuos por debajo del rango objetivo, se dispone de reducciones sustanciales en el riesgo, con aumentos relativamente pequeños de actividad física de intensidad moderada .
Los individuos que ya están dentro del rango objetivo de actividad física pueden obtener más beneficios haciendo actividad física de moderada a vigorosa. Los individuos dentro del rango objetivo ya tienen beneficios sustanciales de su salud.
Momentos o episodios de actividad física moderada a vigorosa de cualquier duración pueden incluirse en el volumen total diario acumulado. Las pautas de actividad física de 2008 para la población recomendaban acumular actividad física de moderada a vigorosa en episodios de 10 minutos o más, la investigación actual muestra que cualquiera sea el tiempo de ejercicio físico moderado a vigoroso cuenta para alcanzar el rango objetivo. Anteriormente, no se disponía de pruebas suficientes para la actividad física episódica menor de 10 minutos de duración. El Comité de 2018 pudo concluir que los episodios de cualquier duración contribuyen a los beneficios para la salud asociados con el volumen acumulado de actividad física.
Todos los esfuerzos para promover la actividad física pueden ser efectivos. El Informe Científico 2008 no incluyó información sobre métodos para promover y facilitar niveles saludables de actividad física. El reporte científico de 2018 incluye un resumen de los principales hallazgos del gran volumen de bibliografía científica sobre la promoción de la actividad física a través de diferentes intervenciones.
Evidencia sólida demuestra que las intervenciones a nivel individual pueden aumentar el volumen de actividad física realizada por jóvenes y adultos, especialmente cuando las intervenciones se basan en teorías y técnicas de cambios de comportamientos.
Programas escolares especialmente de programas de actividad física de componentes múltiples para toda la comunidad pueden ser efectivos.
Cambios ambientales y de políticas que mejoran el acceso a lugares donde las personas puedan desarrollar actividad física, modificando arquitectónicamente el entorno para que soporte mejor las distintas actividades físicas (incluidos transporte físicamente activo), esto, en general, facilita que las personas sean físicamente activas y puede ser eficaz
Información y comunicación tecnológica, incluidos monitores portátiles, teléfono y programas y aplicaciones para teléfonos inteligentes, intervenciones de impresión adaptadas por computadora e Internet, se pueden utilizar para favorecer el autocontrol, enviando mensajes y proporcionando asistencia, todo lo cual puede ser útil en la promoción de la actividad física regular.
Impacto sobre la Salud Pública
El impacto en la salud pública de la actividad física insuficiente y los beneficios potenciales, incluso de pequeños aumentos de actividad en la población, son sustanciales. La información contenida en este informe indica que, además de reducir el riesgo de muerte, mayores cantidades de actividad física regular moderada a vigorosa reduce el riesgo de muchas de las enfermedades o afecciones más comunes y costosas en los Estados Unidos. Enfermedad cardíaca, accidente cerebral, hipertensión arterial, diabetes tipo 2, demencia, depresión, depresión pos-parto, aumento excesivo de peso, caídas con lesiones en ancianos, cáncer de mama, colon, endometrio, esofágico, riñón, estómago y pulmón, son todas enfermedades menos prevalentes entre las personas que están o comienzan con mayor actividad física. Además, este informe proporciona evidencia de que para algunas de estas afecciones, las personas que son o se vuelven más activas, en comparación con sus compañeros con igual afección, tienen un menor riesgo de mortalidad, un menor riesgo de desarrollar otras enfermedades o afecciones crónicas y reducción del riesgo de progresión de la enfermedad que ya tienen. También han mejorado la función física y una mejor calidad de vida.
Cada una de estas condiciones por sí sola aumenta sustancialmente los costos médicos anuales directos e indirectos para el estado. Incluso pequeños aumentos en la actividad física regular moderada a vigorosa, especialmente si se realiza por los individuos menos activos físicamente, reduciría apreciablemente la participación directa e indirecta de la nación en gastos médicos. La cuantificación de los costos atribuibles a una actividad física insuficiente fue más allá del alcance de este comité. Está claro, sin embargo, que las reducciones de costos serían grandes para cualquier estándar.
Más difícil de cuantificar, pero igual de importante, son los beneficios asociados con cómo se sienten las personas todos los días y la energía y vitalidad que tienen para llevar a cabo sus vidas cotidianas. Es difícil realizar cálculos de presupuestos para mejorar la cognición a lo largo de toda la vida, mejorar la calidad de vida, disminuir síntomas de depresión y ansiedad, mejorar calidad de sueño y mejorar función física. Además, la monetización de estos beneficios probablemente no puede describir adecuadamente los beneficios sociales intangibles que se derivan de una población más feliz y más enérgica.
El Futuro
El campo de la actividad física y la salud pública ha madurado notablemente en los últimos 10 años en EEUU y continua desarrollándose a un ritmo rápido. Usando la amplia base científica existente y ayudado por los avances tecnológicos recientes, los aumentos en el conocimiento sobre las relaciones entre la actividad física y una gran variedad de resultados de salud y calidad de vida seguramente continuarán. El comité ha descrito la evidencia actual y los avances recientes en el conocimiento, pero reconoce que en un futuro próximo, el campo generará más información sobre los beneficios de la actividad física y los tipos y volúmenes que proporcionan esos beneficios. Además, las ganancias en el área de promoción de la actividad física son acumulados rápidamente. La transferencia de este nuevo conocimiento a la práctica de salud pública tiene el potencial de mejorar la salud del público estadounidense a un nivel sin precedentes.
Al mismo tiempo, el Comité reconoció que aún existen lagunas importantes en el conocimiento. Se preparo una lista sustancial de recomendaciones de investigación en temas específicos. Seis recomendaciones generales son proporcionadas:
Determinar los efectos independientes e interactivos de la actividad física y el comportamiento sedentario. en múltiples resultados de salud en jóvenes, adultos y adultos mayores.
Determinar el rol y la contribución de la actividad física leve sola o en combinación con actividad física moderada a vigorosa en resultados de salud.
Identificar estrategias de intervención efectiva para aumentar la actividad física a través de acciones en configuraciones múltiples en jóvenes, adultos y adultos mayores. Determinar cómo la efectividad de las intervenciones difieren según el sexo, la edad, la raza, el origen étnico, el nivel socio económico y otros factores.
Fortalecer la comprensión de las relaciones dosis-respuesta entre la actividad física y múltiples resultados de salud en jóvenes, adultos y adultos mayores y especialmente durante el transcurso de la vida entre los diferentes grupos etarios.
Ampliar el conocimiento de la medida en que las relaciones entre actividad física y los resultados salud son modificados por factores demográficos, incluyendo sexo y raza /etnicidad.
Desarrollar sistemas de instrumentación y recolección de datos que mejoren la actividad física.
«Neurodevelopmental Disorders and Prenatal Residential Proximity to Agricultural Pesticides: The CHARGE Study». Environ health Perspectives DOI: 10.1289/ehp. 1307044. Janie Shelton F., Estella M. Geraghty, Daniel J. Tancredi, Lora D. Delwiche, Rebecca J. Schmidt, Beate Ritz, Robin L. Hansen, y Hertz-Picciotto Irva
Resumen
Antecedentes: la exposición gestacional a varios plaguicidas agrícolas comunes puede inducir neurotoxicidad en el desarrollo en los seres humanos y se ha asociado con retraso en el desarrollo y el autismo.
Objetivos: Evaluar si la proximidad residencial a plaguicidas agrícolas durante el embarazo se asocia con trastornos del espectro autista (TEA) o retraso en el desarrollo (RD) en los Riesgos de Autismo Infantil por Genética y Ambiente (Childhood Autism Risks from Genetics and EnvironmentCHARGE) Estudio.
Métodos: El estudio de CHARGE es un estudio poblacional basados en casos -control de los TEA, retraso del desarrollo (RD) y desarrollo normal. Se vinculó la dirección de residencia de 970 participantes durante la etapa gestacional con los datos de California Pesticide Use Report (1997-2008) del uso y aplicación de plaguicidas comerciales. Litros de ingrediente activo de organofosforados, organoclorados, piretroides y carbamatos se aplicaron dentro de 1,25 km, 1,5 km, y 1,75 km de la casa de residencia de la embarazada. Regresión logística multinomial para estimar la odds ratio (OR) de la exposición comparando los casos confirmados de TEA (n = 486) o DD (n = 168) con referentes de desarrollo típico (n = 316).
Resultados: Aproximadamente un tercio de las madres del estudio CHARGE vivieron, durante el embarazo, a menos de 1,5 km (un poco menos de una milla) de la aplicación de plaguicidas agrícolas. La proximidad a los organofosforados en algún momento durante la gestación se asoció con un aumento del riesgo del 60% para ASD, mayor para las exposiciones 3 rd trimestre [OR = 2,0, intervalo de confianza del 95% (IC) = (1.1, 3.6)], y en el 2º trimestre para aplicaciones de clorpirifos: OR = 3,3 [IC del 95% = (1.5, 7.4)]. Los hijos de madres que residen cerca de las aplicaciones de insecticidas piretroides, justo antes de la concepción o durante el 3er trimestre estaban en mayor riesgo tanto para la TEA y RD, con OR que van desde 1,7 hasta 2,3. Riesgo de RD se incrementó en aquellas aplicaciones de carbamatos cerca de la residencia, pero no se identificó ningún período vulnerable específico.
Conclusiones: Este estudio de TEA refuerza la evidencia que relaciona los trastornos del neurodesarrollo con la exposición a pesticidas durante la gestación y en particular los organofosforados y proporciona nuevos resultados con las asociaciones de TEA y RD a igual que piretroides y carbamatos respectivamente.
La novedosa enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se ha extendido por 210 países y territorios con más de 1,2 millones de casos y 67 594 muertes reportadas antes del 6 de abril de 2020. La mayoría de los países han implementado medidas de distanciamiento social para frenar la propagación de la infección y minimizar el impacto del virus.
188 países han implementado el cierre de escuelas en todo el mundo, pero un estudio modelo realizado por Ferguson y sus colegas concluyó que solo en el Reino Unido, el cierre de escuelas reducirá las muertes por COVID-19 en solo un 2–4%. La mayor parte de la evidencia del cierre de escuelas provino de brotes de influenza como la pandemia de 2009 de influenza H1N1 en la que los niños se vieron afectados de manera desproporcionada. Durante ese tiempo, EE. UU. cerró 700 escuelas, pero la respuesta fue local y solo durante un par de semanas. Para abordar COVID-19, las escuelas chinas han estado cerradas por más de 2 meses, y muchos países han cerrado sus escuelas y colegios indefinidamente.
A pesar de los informes cada vez mayores de algunos niños con afecciones subyacentes que experimentan enfermedades graves e incluso la muerte, la gran mayoría de los niños y adolescentes experimentan síntomas leves en respuesta a la infección por SARS-CoV-2. Con más del 90% de los estudiantes del mundo (más de 1.500 millones de jóvenes) actualmente sin educación, está claro que las mayores amenazas de COVID-19 para niños y adolescentes se encuentran fuera de la clínica.
Una revisión sistemática realizada por Russell Viner y sus colegas, publicada el 6 de abril, evaluó los hallazgos de 16 estudios que analizaron los efectos del cierre de escuelas en los brotes de coronavirus en China, Hong Kong y Singapur. Encontraron beneficios limitados para frenar la propagación del virus, y los autores enfatizan que los cierres deben considerarse dentro de un contexto más amplio de pérdida de trabajadores esenciales debido a las demandas de cuidado infantil, restricciones en el aprendizaje, la socialización y la actividad física para los alumnos, y el sustancial riesgos para los niños más vulnerables, incluidos aquellos en entornos de bajos ingresos. Después del cierre de escuelas en medio de la epidemia de ébola en África occidental, las tasas de trabajo infantil, negligencia, abuso sexual y embarazos de adolescentes aumentaron, y muchos niños nunca regresaron a la escuela.
Muchos niños sufrirán la falta de acceso a la asistencia social proporcionada por la escuela, como almuerzos gratuitos o agua limpia y servicios de lavado. Aquellos comprometidos con la atención médica facilitada por la escuela, como las vacunas y los servicios de salud mental, pueden perderse las provisiones de salud vitales. Los niños confinados en el hogar tendrán dificultades para lograr las pautas de comportamiento de movimiento de 24 horas de la OMS que recomiendan 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa para niños de 5 a 17 años.
Esto pone en peligro no solo el bienestar mental y el estado de peso saludable de los jóvenes, sino que también aumenta el riesgo de establecer hábitos peligrosos, como un mayor tiempo de pantalla y refrigerios que pueden dañar la salud cardiovascular y musculoesquelética futura.
Para los adolescentes, el cierre de escuelas y el distanciamiento social pueden ser particularmente desafiantes. Durante la adolescencia, los jóvenes crecen en independencia y comienzan a priorizar las conexiones con sus pares sobre los padres; la interrupción de estos puede plantear desafíos importantes para el bienestar de los jóvenes. Los adolescentes también pueden estar afligidos por los ritos de iniciación que debieron experimentar y sentir temor por un futuro incierto frente a los exámenes cancelados. La ansiedad también puede surgir en niños mayores y adolescentes cuando intentan comprender la pandemia y la amenaza que representa para ellos, sus familias y amigos.
Los funcionarios de salud pública deben priorizar los planes nacionales sobre cómo y cuándo reabrir las escuelas, con la consideración de medidas alternativas como horas reducidas o lecciones escalonadas. Es probable que muchos niños necesiten apoyo a medida que vuelven a la vida normal, especialmente aquellos que han sufrido duelo.
Mientras tanto, la pandemia ofrece una oportunidad para que los jóvenes desarrollen y perfeccionen su resistencia y adaptabilidad, y aprecien el valor de la responsabilidad social y el sacrificio personal para la protección de los más vulnerables. Muchos jóvenes inspiradores se están levantando para impulsar la respuesta COVID-19 en sus comunidades. Xian Lu, quien se mudó a Wuhan para cocinar 400 comidas al día para el personal médico durante la crisis pico de la ciudad, es uno de los diez jóvenes recientemente reconocidos por Jayathma Wickramanayake, el Enviado del Secretario General de la ONU para la Juventud por sus esfuerzos en la lucha contra la pandemia.
Es imperativo que validemos las experiencias de los jóvenes durante esta crisis global, que escuchemos sus soluciones creativas para enfrentar y conectar, y que los capacitemos para utilizar sus nuevas habilidades para crear una sociedad más sólida, solidaria y conectada como emergemos al mundo cambiado.
Las pandemias y epidemias no son un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad. Desde la lepra, la peste, el cólera, la viruela, entre otras enfermedades, han dejado secuelas imborrables en la historia y han sido la razón de ciertos descubrimientos y cuestionamientos del ser humano(1)
Entre las pandemias más importantes en la historia de la humanidad se encuentra la pandemia de gripe de 1918, provocada por la influenza. Esta pandemia afectó a menores de cinco años y a personas entre 20 y 40 años, dejando a muchos niños sin madre o huérfanos(2).
De las primeras pandemias de las que existen algunos datos, es la peste Antonina(3)(4) de los años 165 al 180, que pudieron ser el momento en que la viruela comenzó a aparecer recurrentemente , además de las pandemia de de los años 211 al 266 que podría ser el comienzo de la aparición del sarampión.
Hasta hace poco tiempo atrás hemos estado viviendo una pandemia global por SARS CoV-2, la cual ha tenido un gran impacto en la sociedad y la economía mundial.
Los expertos en historia de la medicina, destacan la importancia de las pandemias en la historia de la humanidad y la necesidad de aprender de ellas (1).
Entre los agentes infecciosos más devastadores que marcaron la humanidad están los siguientes:
Las Pestes
Las pestes son enfermedades infecciosas causadas por la bacteria Yersinia pestis, una bacteria zoonótica que suele encontrarse en pequeños mamíferos como los roedores y en las pulgas que los parasitas.
De las primeras que se menciona en la historia es la peste de Justiniano(4), emperador bizantino en el año 541. Este brote infeccioso afectó al imperio en momentos de su mayor esplendor. Causó una gran pérdida humana, murieron más del 25% de la población del imperio y les ocasionó enormes pérdidas materiales.
La pandemia de peste más conocida y documentada, es la llamada Peste Negra(5), que afectó a Eurasia en el siglo XIV y alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353. Fue la pandemia más devastadora de la historia de la humanidad, que afectó a gran parte del continente europeo y que tuvo un impacto significativo en la población, la economía y la cultura.
Durante la Peste Negra o Peste Bubónica, no se sabía exactamente cómo se propagaba la enfermedad. Las medidas preventivas eran limitadas y se centraban principalmente en el aislamiento de personas enfermas y la limpieza de las calles. Estas medidas fueron insuficientes para detener la propagación de la enfermedad. Además, no existían tratamientos efectivos para la infección en aquel entonces, lo que contribuyó a una alta tasa de mortalidad.
En cuanto a la cantidad de personas que murieron durante la pandemia de la Peste Negra, es difícil conocer el número exacto debido a la falta de registros precisos en la época. Según algunas estimaciones, la Peste Bubónica mató entre el 30% y el 50% de la población europea en el siglo XIV(6). En algunos lugares, como Florencia, Italia, la tasa de mortalidad puede haber alcanzado el 70%(7).
Es importante destacar que la Peste Negra no fue la única pandemia de peste que ha ocurrido en la historia. La peste continúa siendo una enfermedad presente en algunas partes del mundo, aunque con menor frecuencia y gravedad que en el pasado. En la actualidad, existen tratamientos efectivos para la peste, como los antibióticos, que han reducido significativamente la tasa de mortalidad(8).
La pandemia de la Peste Negra fue una de las más devastadoras de la historia de la humanidad, con un impacto significativo en la población europea en el siglo XIV. En aquel entonces, no existían medidas preventivas efectivas ni tratamientos para la peste, lo que contribuyó a la alta tasa de mortalidad. Aunque la peste continúa siendo una enfermedad presente en algunas partes del mundo, los tratamientos actuales han reducido significativamente la tasa de mortalidad.
La Viruela
La viruela es una enfermedad infecciosa causada por el virus Variola. A lo largo de la historia, la viruela ha sido una de las enfermedades más devastadoras para la humanidad, se estima que ha causado millones de muertes y ha dejado secuelas permanentes en aquellos que sobrevivieron.
Existen registros históricos de epidemias de viruela que se remontan a miles de años. Durante siglos, la viruela se propagó por todo el mundo, afectando a poblaciones de diferentes regiones y continentes. Las epidemias de viruela eran especialmente mortales en las poblaciones nativas de América, África y Oceanía, donde las personas no tenían inmunidad previa contra la enfermedad(9).
En América la infección llegó con los colonizadores. En México, en 1520 la epidemia de viruela fue catastrófica para la población indígena. La falta de inmunidad a la viruela de los nativos americanos y la rápida propagación de la enfermedad llevaron a una alta mortalidad y debilitaron a los pobladores en sus encuentro con los españoles. Más de tres millones de aztecas sucumbieron a la enfermedad. Gravemente debilitados, los aztecas fueron vencidos fácilmente(10).
La viruela también causó la muerte de un emperador inca incluso antes de la llegada de Francisco Pizarro y sus tropas y eliminó gran parte de la población inca del oeste de Sudamérica. En Europa, se estima que la viruela acabó con 60 millones de personas sólo en el siglo XVIII. Y en el siglo XX, con unos 300 millones de personas en todo el mundo.
Uno de los eventos más significativos en la historia de la viruela fue la implementación de la vacunación por Edward Jenner en el siglo XVIII. Jenner observó que las personas expuestas a la viruela de las vacas adquirían inmunidad contra la viruela humana. Utilizando esta observación, desarrolló la primera vacuna contra la viruela, lo que marcó un hito importante en la prevención de la enfermedad.
En el siglo XX, se llevaron a cabo campañas masivas de vacunación contra la viruela en todo el mundo. Estas iniciativas fueron tan exitosas que en 1980 la Organización Mundial de la Salud (OMS)(11) declaró oficialmente la erradicación de la viruela. La erradicación de la viruela es considerada uno de los mayores logros en la historia de la medicina y un hito importante en la salud pública global.
A pesar de que la viruela ha sido erradicada, se conservan muestras del virus en laboratorios de alta seguridad, debido a su potencial uso como arma biológica. Además, la investigación continua sobre el virus de la viruela y las medidas de seguridad son esenciales para prevenir su reaparición.
En resumen, las epidemias de viruela a lo largo de la historia tuvieron un impacto devastador en la humanidad. Sin embargo, gracias a la implementación de la vacunación, la viruela fue erradicada en 1980. La historia de la lucha contra la viruela destaca la importancia de la vacunación masiva y la cooperación internacional en la prevención y control de enfermedades infecciosas.
La Influenza, Gripe
La influenza es una enfermedad respiratoria que ha causado varias pandemias en la historia. Una de las primeras de las que se tienen registro fue la gripe rusa de 1889, también conocida como la pandemia de gripe asiática de 1889-1890, fue una epidemia de influenza que se originó en Asia y se propagó a nivel mundial. Aunque su nombre hace referencia a Rusia, la enfermedad afectó a muchas otras regiones. La gripe rusa fue causada por una variante del subtipo H2N2 del virus de la influenza A. La epidemia se caracterizó por una rápida propagación y afectó principalmente a adultos jóvenes. Se estima que causó una alta tasa de mortalidad, pero los datos precisos son limitados.
Entre las más conocidas y documentadas se encuentran las del siglo XX. La primera gran pandemia del siglo XX ocurrió en 1918 y fue causada por el subtipo H1N1, conocida como la gripe o influenza española (16). Este brote infeccioso fue una de las pandemias más devastadoras de la historia. Se cree que se originó en aves o cerdos y se propagó rápidamente durante la Primera Guerra Mundial. Afectó a personas de todas las edades, pero especialmente a adultos jóvenes y sanos. La gripe española fue causada por el subtipo H1N1 del virus de la influenza A. Se estima que infectó a un tercio de la población mundial y causó la muerte de entre 20 y 50 millones de personas, con algunas estimaciones que sugieren cifras aún más altas.(12).
La gripe asiática de 1957, también conocida como la pandemia de gripe de 1957-1958, fue causada por una nueva variante del virus de la influenza A, del subtipo H2N2. La pandemia se originó en China y se propagó a nivel mundial, afectando principalmente a adultos jóvenes. Aunque la tasa de mortalidad fue relativamente baja en comparación con la gripe española, la gripe asiática causó una cantidad significativa de enfermedades y muertes en todo el mundo(13).
Gripe de Hong Kong de 196 fue una pandemia de influenza causada por el subtipo H3N2 del virus de la influenza A. Se originó en China y se propagó rápidamente por todo el mundo. Al igual que las pandemias anteriores, afectó principalmente a adultos jóvenes. La gripe de Hong Kong causó una cantidad significativa de enfermedades y muertes, aunque la tasa de mortalidad fue más baja que la de la gripe española(14).
La gripe porcina de 2009, también denominada la pandemia de gripe H1N1 de 2009, fue causada por una nueva variante del virus de la influenza A, que contenía genes de origen porcino, aviar y humano. La pandemia se originó en México y se propagó a nivel mundial en cuestión de meses. La gripe porcina afectó a personas de todas las edades, pero se observaron tasas de hospitalización y muerte más altas en personas jóvenes y sanas. Aunque la pandemia generó preocupación global, la mayoría de los casos fueron leves y la tasa de mortalidad fue relativamente baja en comparación con otras pandemias de influenza.
Estas epidemias de influenza han dejado un impacto significativo en la historia de la salud pública, y cada una de ellas ha contribuido a nuestra comprensión de la influenza y la importancia de la preparación y respuesta adecuadas frente a las pandemias.
Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (SIDA o VIH)
Los primeros casos se reseñaron al principio de los 80 en Nueva York y California, cuando un grupo de médico empezó a observa que algunos pacientes presentaban enfermedades muy poco frecuentes como el sarcoma de Kaposi, infecciones por Pneumocystis carinii y otras neumopatías. En Europa los primeros casos se describieron en España en octubre de 1981.
Rápidamente se describieron nuevos casos entre drogadictos endovenosos y receptores de transfusiones sanguíneas(15). Recién en 1982 se le dio el nombre de Inmunodeficiencia adquirida y hasta la fecha ha matado a más de 25 millones de personas en todo el mundo.
Con respecto al origen de la enfermedad todavía hay varias incógnitas, algunos investigadores lo identifican como de origen africano ya que en la zona, existe un virus de los primates similar llamado virus de Inmunodeficiencia de Simios (SIV), aunque este agente patógeno no tiene capacidad de infectar al humano y el VIH no tiene capacidad de infectar a los monos.
En cuanto a las características de la inmunodeficiencia humana, es importante tener en cuenta que el virus se transmite principalmente a través de relaciones sexuales sin protección, el uso compartido de agujas contaminadas y de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia materna(16).
El VIH ataca y debilita el sistema inmunológico del cuerpo, lo que hace que las personas sean más susceptibles a infecciones oportunistas y ciertos tipos de cáncer. La enfermedad progresa a través de diferentes etapas, desde una infección inicial aguda hasta el desarrollo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que se caracteriza por una disminución severa de la función inmunológica(17).
En la actualidad, el SIDA es una pandemia global que afecta a todos los países del mundo. La región más afectada por la enfermedad es el África subsahariana, donde se registran dos tercios de los casos totales de VIH y casi el 75 por ciento de muertes de SIDA(18).
En relación al tratamiento actual, mejora sustancialmente la calidad de vida de los infectados pero no cura la enfermedad. El Régimen de tratamiento consiste en la toma diaria de una combinación de medicamentos que se llaman antirretrovirales (TAR)(19).
El TAR se recomienda para todas las personas seropositivas y se debe comenzar lo antes posible. Si bien este tratamiento no cura la infección pero le permite a las personas seropositivas tener una vida normal y reduce el riesgo de trasmisión.
Con respecto a la prevención, existen vacunas que estén en distintas etapas de investigación y que se aplicarían a las personas seronegativas.
Coronavirus (virus SARS-CoV-2)
El COVID-19 es una enfermedad respiratoria causada por un Coronavirus el SARS-CoV2. Los primeros casos de neumonía de origen desconocido aparecieron en noviembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, China. Posteriormente, a fines de diciembre de ese año, se identificó el germen causal como un coronavirus diferentes a los que habían causado las epidemias de SARS en el 2003 y MERS en Arabia Saudita en el 2012.
La enfermedad se propagó rápidamente por el mundo y la OMS la declaró pandemia en marzo 2020.
Según distintas estadísticas, la pandemia afectó a más de 700 millones de personas con un exceso de mortalidad asociada a la pandemia de unos 14 millones de defunciones. y unos 6.9 millones de muerte por causas directas de la enfermedad(20).
Los signos y síntomas más frecuentes de COVID-19 son fiebre, tos y dificultad para respirar. En ocasiones se presenta como fatiga, dolores musculares, escalofríos, dolor de cabeza, dolor de garganta, náusea o vómito, diarrea y pérdida del sentido del gusto o el olfato.
Los signos y síntomas pueden ser de leves a22 graves y suelen aparecer entre 2 y 7 días después de un contacto con un portador sano o enfermo.
La mayoría de las personas curan sin tratamiento especial, pero algunos, especialmente con ciertas comorbilidades corren riesgo de complicarse y necesitan cuidados médicos especiales
A fines del 2020, y en tiempo récord, aparecieron las primeras vacunas contra el coronariovirus. En un principio fueron aprobadas como experimentales, a pesar del corto período de la Fase III del ensayo clínico de investigación y en consideración de la emergencia sanitaria. Aún faltan muchos estudios, pero si bien estas vacunas, no evitaron completamente el contagio, impresiona que si disminuyeron la mortalidad. Actualmente, muchos consideran que la enfermedad se transformó en una endemia.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto radical en nuestra forma de vida, redefiniendo los procedimientos científicos y la gobernanza de la ciencia(22). Las pandemias anteriores también han tenido efectos duraderos en la sociedad, la economía y la salud pública, lo que ha llevado a cambios significativos en la forma en que abordamos la prevención y el control de enfermedades infecciosas.
La acupuntura es un tratamiento que data de alrededor del 100 a C en China. Se basa en conceptos chinos tradicionales como qi (pronunciado «chee» y energía de fuerza de vida considerada) y meridianos (rutas a través de las cuales fluye el qi). Múltiples estudios no han podido demostrar alguna evidencia científica que respalde dichos principios. La acupuntura implica la inserción de agujas delgadas en la piel en ubicaciones múltiples y variables según los síntomas del paciente. Una vez insertadas, algunos acupunturistas le dan la vuelta a las agujas para obtener un beneficio terapéutico adicional. Aunque hay muchos usos para la acupuntura en la medicina tradicional china, en la medicina occidental se usa principalmente para el tratamiento del dolor.
La acupuntura palidece en comparación con la medicina occidental
En un momento en que muchas personas están cada vez más preocupadas por los efectos secundarios de los medicamentos, algunos consideran que la acupuntura es una opción atractiva que no requiere medicamentos. Desafortunadamente, muchos estudios muestran que los beneficios potenciales de la acupuntura son de corta duración. En mi experiencia, puse la acupuntura, el masaje y las intervenciones quiroprácticas en el mismo cubo. Puede sentirse mejor por un día o dos, pero hay una mejora duradera limitada.
En un estudio , 249 personas con migrañas que ocurrían de dos a ocho veces al mes recibían acupuntura, acupuntura simulada (falsa / placebo), o eran incluidas en una lista de espera de acupuntura. Los dos grupos de tratamiento recibieron tratamiento cinco días a la semana durante cuatro semanas. Doce semanas después del tratamiento, el grupo de acupuntura tuvo un promedio de 3.2 ataques menos por mes, el grupo simulado de acupuntura tuvo 2.1 ataques menos por mes y el grupo de lista de espera tuvo 1.4 ataques menos por mes. Estos resultados son modestos en el mejor de los casos, y tienen un costo de tratamiento aproximado de US$ 2,000 por mes (estimando US$ 100 / sesión x 20 sesiones). Esta cifra no incluye los ingresos perdidos por el tiempo fuera del trabajo para asistir a las citas, los costos de viaje, el dolor del procedimiento y el tiempo de recuperación.
En general, la efectividad del tratamiento estándar (medicamentos y terapias inyectables) está respaldada por una evidencia científica mucho más sólida que la acupuntura, que incluye grandes ensayos clínicos con miles de sujetos. Para aquellos reacios a los medicamentos, la terapia física es una gran alternativa, una basada en la anatomía humana real y los principios científicos. Mis pacientes a menudo se quejan de que no se sienten significativamente mejor después de las cinco a diez sesiones de terapia física que las compañías de seguros generalmente aprueban. Les aconsejo que el verdadero beneficio de la terapia física se produce cuando las rutinas de estiramiento y fortalecimiento enseñadas por el terapeuta se continúan en el hogar a largo plazo. Esperar una cura instantánea y permanente de la terapia física es como ir al gimnasio por una semana, y esperando perder 20 libras, sin ninguna posibilidad de recuperar el peso. (Si algún lector encuentra un gimnasio así, hágamelo saber …)
Atascado con agujas, luego atascado con una factura
A un costo de alrededor de US$ 100 por tratamiento, y con sesiones que pueden durar más de una hora, los tratamientos de acupuntura pueden estar limitados tanto por el tiempo como por el costo. Algunos pacientes pueden afirmar con confianza que no les importa el costo, ya que su plan de seguro cubre la acupuntura. Advertiría a esos mismos pacientes que el dinero no crece en los árboles, especialmente en el bosque de seguro médico. Si el dinero se gasta en un gasto, no se puede gastar en otra cosa. Un plan que cubre la acupuntura puede incluir letra pequeña sobre copagos excesivos o cobertura limitada para medicamentos básicos. En algunos casos, cubrir la acupuntura o el masaje puede afectar a otros pacientes en el mismo grupo. Imagínese si todos recibieran masajes gratis, pero a su vez la quimioterapia que salva vidas de un paciente con cáncer se vuelve inalcanzable. Aunque este es un ejemplo exagerado,
¿Efectos secundarios de los pinchazos?
Los efectos secundarios no se limitan solo a los medicamentos; los procedimientos también pueden tener efectos negativos. La acupuntura es relativamente segura cuando el médico utiliza agujas estériles de un solo uso con una técnica limpia. Los efectos secundarios pueden incluir infecciones de la piel, sangrado y neumotórax (pulmón colapsado) si las agujas se insertan demasiado profundamente en el pecho. Los médicos a veces realizan acupuntura, pero no se requiere capacitación médica, y las calificaciones para obtener una licencia para practicar acupuntura varían según el estado. Probablemente valga la pena el gasto adicional para tener un acupunturista más experimentado y / o con más credenciales.