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El error médico: una causa de muerte más frecuente de lo que creemos

Introducción

Cuando pensamos en las principales causas de muerte, solemos imaginar enfermedades cardiovasculares, cáncer o accidentes. Sin embargo, existe una amenaza silenciosa y muchas veces invisibilizada dentro del propio sistema de salud: el error médico. Diversos estudios internacionales y reportes institucionales han revelado que los errores médicos son una de las principales causas de fallecimiento, por encima de patologías conocidas y prevenibles. Reconocer esta realidad es el primer paso para prevenirla.

¿Qué se considera un error médico?

El error médico se refiere a una falla no intencionada en el proceso de atención médica, que puede causar daño al paciente. Esto incluye:

  • Errores de diagnóstico: diagnósticos incorrectos, tardíos o pasados por alto.
  • Errores de medicación: dosis equivocadas, omisión de medicamentos necesarios o administración de medicamentos equivocados.
  • Errores quirúrgicos: intervenciones en el sitio incorrecto, uso inadecuado de técnicas, o problemas en la esterilización.
  • Errores en la comunicación: entre profesionales, o entre profesionales y pacientes.
  • Errores administrativos: registros médicos incorrectos, omisión de antecedentes clínicos relevantes.

No todos los errores resultan en muerte, pero cuando se combinan múltiples fallas del sistema, la posibilidad de daño grave o fatal se incrementa.

¿Qué dicen los datos?

Uno de los estudios más citados sobre el tema fue realizado por investigadores(1) de la Universidad Johns Hopkins en 2016, quienes estimaron que más de 250.000 personas mueren por año en EE. UU. debido a errores médicos, lo que lo ubicaría como la tercera causa de muerte después de las enfermedades cardíacas y el cáncer.

Otros informes, como los del Institute of Medicine (IOM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), coinciden en señalar que los errores médicos son una epidemia global, especialmente en sistemas sanitarios sobrecargados, fragmentados o sin controles de calidad efectivos.

Causas y factores de riesgo

El error médico rara vez responde a una sola causa. Entre los factores más frecuentes encontramos:

  • Sobrecarga laboral y estrés profesional
  • Falta de entrenamiento o actualización científica
  • Fallos en la comunicación clínica
  • Sistemas de salud desorganizados o mal informatizados
  • Ambientes laborales inadecuados para la toma de decisiones seguras
  • Presión económica o institucional sobre los profesionales de la salud

Impacto en los pacientes y los profesionales

Los errores médicos no solo generan consecuencias devastadoras para los pacientes y sus familias (muerte, discapacidad, pérdida de confianza en el sistema), sino que también afectan profundamente a los propios profesionales de la salud, quienes pueden experimentar estrés postraumático, culpa, ansiedad y riesgo de burnout.

La cultura del silencio que a veces impera en torno al error médico impide que se aprenda de los fallos, favoreciendo su repetición.

¿Cómo prevenirlos?

La prevención de los errores médicos debe ser una prioridad en salud pública. Algunas estrategias efectivas incluyen:

  • Protocolos clínicos estandarizados y guías de práctica actualizadas.
  • Revisión multidisciplinaria de casos complejos o adversos.
  • Comunicación efectiva entre niveles de atención.
  • Uso seguro de tecnologías de la información en salud (HIS, alertas clínicas).
  • Capacitación continua en seguridad del paciente.
  • Apoyo institucional para la notificación voluntaria de errores sin sanciones punitivas.

¿Y en América Latina?

En muchos países de América Latina, incluido Argentina, el subregistro y la falta de sistemas unificados de información impiden tener cifras exactas. No obstante, distintos estudios y experiencias judiciales muestran que el problema también es significativo. La falta de auditorías clínicas, la sobrecarga hospitalaria, la judicialización de la medicina y la precarización laboral son factores que potencian los riesgos.

Conclusión

El error médico es una realidad ineludible y dolorosa que debe ser enfrentada con responsabilidad, transparencia y políticas públicas. No se trata de buscar culpables individuales, sino de fortalecer un sistema sanitario más seguro, humano y eficaz. Solo así podremos garantizar el derecho fundamental a una atención médica de calidad para todos.

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